La democracia como forma de gobierno y forma vida se basa, entre otras cosas, en el reconocimiento y el respeto a la dignidad del hombre, a su libertad y a sus derechos. La relación entre los Derechos Humanos y la democracia es tan intensa que difícilmente pueda calificarse como democrático un sistema político que no respete estos derechos. En este sentido, el politólogo francés Claude Lefort señala que las libertades proclamadas a fines del siglo XVIII son indisociables del nacimiento del debate democrático porque son sus generadoras. “…Por lo tanto –sostiene Lefort- debemos admitir que, cuando son atacadas, todo el edificio democrático corre el riesgo de derrumbarse…”. Por otra parte, sólo en el marco de la democracia se encuentra espacio suficiente para la vigencia, promoción y protección de los Derechos Humanos. Si bien, la democracia se basa en la existencia de ideologías políticas divergentes, estas ideologías tienen en común el respeto a la dignidad humana.
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