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miércoles, 14 de enero de 2015

Literatura llevada al cine

  Existe una interminable lista de escritores de todas las épocas y países cuyas obras literarias han sido llevadas al cine, con regular o total éxito, con malos y excelentes actores o en joyas ya consideradas clásicas o menos churros, tales como Bodas de sangre, El Quijote, La venganza de Don Mendo o la obra de Miguel Mihura Tres sombreros de copa. Diferentes versiones cinematográficas de obras literarias se convirtieron en minas de oro. Tanto, que Hollywood tiene auténticos espías distribuidos por las editoriales y los teatros alternativos de Broadway que intentan descubrir cualquier material susceptible de convertirse en una buena película. De la misma manera, los agentes literarios no se olvidan de enviar a las productoras cualquier novela que consideran apropiada para ser trasladada a la pantalla. El 85% de las cintas galardonadas con el Oscar a la mejor película, son adaptaciones de obras literarias. 
  Sobre la relación entre literatura y cine, qué mejor explicación que la que da el escritor inglés Graham Greene, que además fue crítico cinematográfico: "El impacto del cine sobre mi manera de escribir proviene de las mismas películas, más que de las críticas que hice de ellas". Prueba de esto se encuentra en la exitosa película El tercer hombre (protagonizada por Orson Welles) que, como él mismo explica, "no fue escrito para ser leído, sino para ser visto", pues, aclaró, "nunca pretendió ser otra cosa que una película". Y revela que "en realidad, la película es mejor que el cuento porque es, en este caso, el cuento en su forma definitiva".
  Suele decirse que una película, más allá de las presiones comerciales, tiende a ser reconocida como arte sirviéndose del toque intelectual que le proporciona la literatura.
  Para resumir este punto, diríamos que la adaptación de obras literarias al cine tiene la misma tradición centenaria que el séptimo arte. Y, sin embargo, cada adaptación de una obra conocida renueva la eterna polémica: se suele rechazar la película, lamentando que la complejidad del texto literario haya sido despreciada por la superficialidad de las imágenes.
  A la hora de plasmar las obras literarias en una película, no sólo se trata de haber hecho una buena lectura. La producción de la película cuenta con asesoramiento de un acreditado grupo de catedráticos y profesores de Lengua, Literatura e Historia, cuya opinión es de un valor incalculable a la hora de preparar la ambientación y la trama, y hacer de estas películas un medio de divulgación de la Literatura. Para ello se siguen criterios de fidelidad al texto original; Lolita, El gatopardo, Cumbres borrascosas, Los muertos, Las normas de la casa de la sidra, Guerra y paz, Extraños en un tren, Lo que el viento se llevó..., son títulos que pueden servir para confirmar el viejo tópico que afirma que de malas novelas salen buenas películas y viceversa, o que (como dicen algunas mujeres) las más bellas siempre son infieles. Una de las cuestiones más debatidas y problemáticas es la de la fidelidad del guión a la obra original. Elvira Lindo comenta "Si un director compra los derechos es porque una novela le gusta y, normalmente, no querrá cambiarla de arriba abajo". Añade esta escritora y guionista: "Más que si estoy siendo fiel a la novela, me importa si a su autor le gustará mi adaptación o no. Yo le tengo mucho respeto a la persona que escribe un libro".
  Sin embargo, no siempre la fidelidad es lo más apropiado. En el caso de El embrujado de Shanghai, es una película brillante, pero fría. tal vez por culpa del exceso de fidelidad hacia la novela. De vez en cuando se piensa que el cine debe traicionar la obra literaria, llevarla a su terreno y proporcionarle las características fílmicas que aportan brillantez en este ámbito. No por azar, este filme cala en el espectador cuando su autor se atreve a romper esa fidelidad. Como ocurre en el tramo final y sus tres versiones de un mismo desenlace, donde Trueba afronta un desafío estilístico del que sale vencedor.
  Al filmar una película basada en una obra literaria, también hay que tener en cuenta los personajes y su personalidad. Los directores de las películas se ven sometidos a un riguroso casting en los que deben seleccionar actores que representen las características, no sólo físicas, sino también psicológicas de los personajes de la obra literaria. 
  Al llevar una obra literaria al cine, se intenta que esta cumpla el requisito de intertextualidad literaria, películas que no son necesariamente adaptaciones literarias pero que muestran una gran riqueza de referencias a escritores y movimientos literarios. 
   Se puede decir que los problemas de las adaptaciones son muchos y las soluciones muchas más. Por eso, la relación existente entre literatura y cine es objeto de una polémica fascinante y abierta a todo tipo de opiniones.


Películas basadas en obras literarias argentinas

>Los siete locos
De Leopoldo Torre Nilson.
Basada en una novela de Roberto Arlt.
  Los siete locos es una novela del escritor argentino Roberto Arlt editada en el mes de octubre de 1929. En la misma se desarrollan algunos de los problemas planteados por el existencialismo filosófico. Las cuestiones morales, la soledad, la angustia ante el sin sentido de la vida y la desolación de la muerte, son temas recurrentes en la arquitectura metafísica de sus protagonistas. Es una obra de lúcida crítica social a la Argentina de los años '30. Los siete locos culmina con Los lanzallamas, novela que Arlt editaría en 1931.

>Los inundados
Basada en un cuento de Mateo Booz.
  Narra la historia de una familia de pocos recursos, habitantes del sur de la provincia de Santa Fe, que se ve forzada a mudarse a un vagón abandonado del ferrocarril hasta que bajen las aguas del Río Salado.

>Furia
De Alexandre Aja
Basada en un cuento Graffiti de Julio Cortázar 
  En una hipotética sociedad fuera del tiempo, el poder oprime a los ciudadanos hasta perseguir incluso el arte en las calles, los graffiti.

>Operación masacre
De Jorge Cedrón 
Basada en el libro de Roberto Walsh
  Narra, con una potencia literaria con pocos precedentes, la historia de unos fusilamientos clandestinos que tuvieron lugar en la madrugada del 10 de junio de 1956. Digo narra, porque tiene una carga que la eleva de una mera investigación periodística (con todo el respeto que merece el género), que a vistas primeras eso parece. Como investigación periodística es impecable, como narración es implacable. Se dice que con esta obra, Walsh inventa la novela periodística, anticipándose en casi una década al mismísimo Truman Capote con su A sangre fría (1966). El texto fue publicado por partes en un semanario poco después de ocurridos los hechos. Esta es una historia escrita "en caliente", con crudeza y gravedad. Quien lee, va paulatinamente asombrándose y comprendiendo los hechos a la par que Walsh parece escribirlos.

>El secreto de sus ojos
Basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri.
  Benjamín Expósito ha trabajado toda la vida como empleado en un Juzgado Penal. Ahora acaba de jubilarse, y para ocupar sus horas libres decide escribir una novela. No se propone imaginar una historia inventada. No la necesita. Dispone, en su propio pasado como funcionario judicial, de una historia real, conmovedora y trágica, de la que ha sido testigo privilegiado. Corre el año 1974, y a su Juzgado se le encomienda la investigación sobre la violación y el asesinato de una mujer hermosa y joven.
  Expósito asiste a la escena del crimen, es testigo del ultraje y la violación sufrida por esa muchacha. Conoce a Ricardo Morales, quien se ha casado con ella poco tiempo antes y la adora con toda su alma. Compadecido en su dolor, Expósito intentará ayudarlo a encontrar al culpable, aunque para ello deba remar contra la torpe inercia de los Tribunales y la Policía. Cuenta con la inestimable colaboración de Sandoval, uno de sus empleados y a la vez su amigo personal, que escapa a los rutinarios límites de su existencia emborrachándose de cuando en cuando hasta perder la conciencia. Cuenta también con Irene, su jefa inmediata, la secretaria del Juzgado, de la cual se siente profunda, secreta e inútilmente enamorado. 
  La búsqueda del culpable será cualquier cosa menos sencilla. No han quedado rastros en el lugar del crimen, y Expósito deberá avanzar a través de corazonadas y conjeturas. Por añadidura, la Argentina de 1974 no es un escenario pacífico. La violencia, el odio, la venganza y la muerte encuentran un terreno propicio para enseñorearse de las vidas y los destinos de las personas.
  En ese marco cada vez más hostil, cada vez más oscuro, la tarea de Expósito terminará por mezclarse hasta el fondo con esa violencia monstruosa y creciente. Ya no será un testigo privilegiado, sino un protagonista involuntario cada vez más cerca del peligro.
  Pero no sólo es ese joven Expósito de 1974 el que se ve arrastrado por la tempestad de los hechos, también ese otro Expósito, el del presente, ese viejo con pretensiones de escritor, se verá sumido en una tempestad que lo pondrá a la deriva. Porque Expósito ha puesto en marcha la máquina atroz de la memoria, ha aceptado ventilar y revivir todos sus recuerdos, y esos recuerdos no son inocentes, no son neutrales, no son asépticos. Expósito escribe, y al escribir revive, y en el pasado que se levanta ante sus ojos se yerguen también todos sus fantasmas: sus decisiones, sus confusiones, sus irreparables equivocaciones.
  A medida que avance, expósito entenderá que ya es tarde para detenerte. Narrar el pasado dejará de ser un simple pasatiempo para llenar las horas muertas de sus días. Será el camino estrecho y sinuoso que deberá recorrer par entender y justificar su propia vida, para darle sentido a los años que le queden por vivir, para enfrentarse de una vez por todas a esa mujer de la que, treinta años después, sigue enamorado. 




Trabajo de Lengua y Literatura - V. Lucero

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